¡Dios, no seas así!
Más que una orientación sexual, algunos lo que tienen es una desorientación total.
“Dios es gay”.
Y tiene un lunar en la frente. Y su postre preferido es el arroz con leche. Y los prefiere rubios.
No te fastidia.
Tenías que haberlo dejado simplemente en “Dios es”, hombre, eso ya hubiera sido un altísimo atrevimiento. Pero no, tú, en “el más allá”, vas mucho más allá, a beber de fuentes reservadas a los que aman con excluyente orgullo a un tipo de prójimo en particular; lo que les permite afirmar con totalitaria rotundidad que, si algo es Dios, es gay.
En estos tiempos tan polimorfos y polifacéticos, cabe ser de todo, empezando por ser trans… gresor; pero mira, amigo gay, no interesa nada caer en el fanatismo de los intolerantes. El prójimo anda al acecho y sólo para reivindicar su “derecho” a que Dios sea eso, de su sexo y tenga los mismo apetitos que él, ella, o elle. Yo quiero que Dios sea heterosexual, y sé que mi hermana está convencida de que si algo es, es bisexual, y que mi primo Silvestre lo siente transexual, y mi cuñado Paco reivindica a un Dios pansexual, y que mi tía la monja, devotamente pide al cielo que sea, como ella, asexual.
Caer en la descalificación por omisión es un error de cabo a rabo, imperdonable en alguien que se permite ser tan libérrimo como para apropiarse de la sexualidad del Todopoderoso.¡Cuánto habría cambiado tu afirmación con tan sólo añadir una palabra más, hombre!
“Dios “también” es gay”.
Yo lo vería bien. Normal. Sobre todo porque el verbo se hizo carne para habitar entre TODOS nosotros. Metiéndole el “también” es más justo, ¿no crees?… Pero ya, te entiendo, no tiene gracia, no sacude las conciencias, ¿verdad? “… Eres un creyente a medias. A ti te van a sacudir en el infierno, por acusica y barrabás.
Deja que todos soñemos con el sexo de Dios a nuestra manera… Y, por Dios, que no trascienda la orientación sexual del Creador, de entre todas las posibles. No nos descalifiques a unos para recalificar a otros. Y que lo sepas, tú mismo te desautorizas; mira lo que dicen los evangelios:
El que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió” (San Lucas 10.16)
Está clarísimo, has desechado a Dios. No tienes ningún derecho a atribuirte su sexualidad, y menos aún a hacer “púbico” algo tan íntimo y personal de ÉL.
Señor, perdónalo, no sabe lo que dice. Aunque entiendo tu enojo, sé que estás molesto con la parcialidad de este chivato, porque sé que Tú también amas a los segregacionistas, aunque sean gays.