¿música, papel o tijera?

Todo. Es un tres en uno, muy especial.

Tres elementos para dar juego al mejor de los elementos; es todo lo que él necesita para resultar admirable.

Sería injusto -aunque entendible- fijarse sólo en su obra; viéndolo trabajar, te das cuenta de que el propio artista es arte.

Unos focos iluminan una interminable mesa sobre la que hay toneladas de revistas, cientos de recortes, tijeras y cúteres, distintas reglas, pegamento, y… una figura en pie y penumbra componiendo y moviéndose descalzo bajo la inspiración de lo que no suena porque sólo él puede oírlo a través de sus cascos.

Sabe que la música es estado de ánimo, y que el ánimo es justo ese soplo de vida que necesitan la mayoría de las empresas que exigen algún esfuerzo.

Sobre cartulinas de distintos tamaños va surgiendo “algo”, nuevo y desconocido. Es como un embrión que se mueve en el blanco limbo de una placenta bidimensional; se forma, crece y cobra vida. Desde ese momento, es obra, portadora de un ADN muy especial, el de su progenitor intelectual.

Cada recorte se posiciona buscando la orientación que más conviene a una idea que nace, procurando la composición que responda a la singular visión de un acto creativo que siempre es y será irrepetible. Recortes que se amontonan, se superponen, se complementan… es su forma de alumbrar un sueño en el silencio de noches en blanco.

Hay un momento en que podría pensarse que ha concluido, pero la decisión final no puede ser compartida. Es algo que escapa a la razón, a la opinión, a la emoción. Nunca depende del tiempo, nunca de la necesidad, sólo de su conformidad. Y ésta, nunca llega pronto.

Le preguntaría:

–¿Lo tienes, ya está terminado?

Y sé que me respondería:

–Tardaría más de una vida.

Son los collages de un bailarín. No sé si es cordura loca y locura cuerda, pero cuando los miro estoy seguro que son belleza y alma de un personaje que necesita soñar de pie, bailar en silencio, y liberar grandes dosis de inspiración mientras juega a “música, papel y tijera”.

Es hijo”de mí”, pero su grandeza es “de él” y está a la vista si te asomas a: www.art-wido.com.