mira hacia adelante
¿Sabés por qué?… Porque siempre lo que viene, está “delante” de nuestras narices, y porque es la única manera de venirnos arriba. Mirar hacia “atrás”, dicen que es de cobardes, y eso da bajón.
Hoy me he asomado al mar y, como por naturaleza desconfío bastante del… porvenir, al girarme para volver sobre mis pasos, depronto lo he visto claro: el progreso no sólo destruye el presente, también se lo cargó en el pasado. Las evidencias están ahí, detrás.
Es curioso comprobar que al mirar “hacia adelante”, de alguna forma uno comparte el mismo punto de vista (optimista) que debieron tener, al llegar a la Costa del Sol, los primeros sapiens, griegos, vándalos, o almohades: un horizonte abierto, lleno de posibilidades. Lo malo es que ellos venían, mientras que nosotros ya estamos de vuelta. Al girarme hacia atrás… me he sentido como emparedado y hundido en la miseria… Como si fuera Charlton Heston en el Planeta de los Simios; mirando de abajo a arriba, de la orilla al cielo, y descubriendo medio hundida la que podría ser la fogosa y rebelde hijastra del que fuera el Coloso de Rodas: La Estatua de La Libertad.
En el mediterráneo no hay estatuas, pero sí miles de gigantescos símbolos de una libertad absoluta para atentar contra el sentido común. Todos son ejemplos de una concepción de la libertad sablista, levantada a base de cemento y ladrillos por el impúdico negocio del turismo; por esos nuevos colonos que sólo saben untarse cremas solares de factor 50, comer y beber sin tregua, y disparar – ¿o es disparatar? – los precios locales.
La ley de costa de julio de 1988 y la de mayo de 2013 deberían haber asegurado la protección y el uso sostenible de nuestro litoral. Cuando miras hacia atrás, ves que no ha sido así. No siempre aseguraron un uso exclusivamente público, y menos aún el cumplimiento de las distancias, tampoco han garantizado la calidad del agua marina y sus productos, ni la estética, ni la naturaleza existente, ni siquiera el patrimonio histórico … Vivimos en un país de liantes, embusteros y oportunistas. Cuántos subterfugios encontró y encuentra el dinero amparándose en los ayuntamientos y sus irresponsables responsables, en las innecesarias y delegantes delegaciones provinciales, en la administración de las puras e impuras apariencias, en unos gobiernos de manos húmedas empeñados en perseguir lo nimio, en los pseudopolíticos de verborrea vacua y prefabricada, nuestros narcisos de titular de prensa y magazin televisivo.
El litoral se ha convertido en un gigantesco muro de lamentaciones para los que se giran y se topan con las huellas del progreso, para los que bucean en la realidad de un mar convertido en una inconmensurable fosa séptica repleta de mierda y basura vertidas sin control, saltándose cualquier normativa de protección, riéndose de las sanciones y amenazas de la Comisión Europea.
Pero hoy, al mirar hacia adelante, he visto que el horizonte está despejado, aún podemos avanzar e intervenir para hacer crecer un sector que se puede ir a la mierda en cualquier momento y hundirnos, pero que, a cambio, asegura miles de contratos de trabajo basura.
No, no se os ocurra mirar hacia atrás, podríamos convertirnos NO en estatuas de sal a consecuencia del cambio climático, si no en Estatuas de una Libertad varada por la ambición más corrupta e incontrolada del mundo. (A lo mejor me he pasado; pero cómo las distancias no importan).
Es mejor mirar hacia adelante, hacia la misma Meca. Y tender un interminable puente hasta la costa magrebí con las subvenciones europeas. Sería una suerte, podríamos seguir y seguir como hasta ahora. Por aquellos andurriales el terreno está más despejado, y aunque haya moros en la costa, Úrsula, allí, no pinta nada.