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apps!

May 5, 2022

Maravilloso intangible éste, denominado app, y que, entre otras cosas, destruye silenciosamente cientos, miles, millones de puestos de trabajo. Maravillosa herramienta destinada a incomunicarnos vendiendo, precisamente, comunicación. Maravilloso señuelo ideado para controlar, hasta extremos impensables, a todo organismo (uni o pluricelular) susceptible de rendirse -incondicionalmente- a las infinitas propuestas de progreso. Ah, y, por supuesto, maravillosa solución para permitirnos  hacer casi «de todo» al instante y sin movernos del móvil.

app es la abreviatura del término inglés application. 

ups, en cambio, es un acrónimo: Uninterruptible power supply… (en Español algo así como Sistema Ininterrumpido de Reparto… ¡Qué gracia, qué british sonaría en español: SIR).

tipografía app

He descubierto que me llenan más los acrónimos que las abreviaturas, me inspiran más confianza. ¿Por qué será?… Pues pienso que porque no soy nada práctico, porque abandero una especie de vendetta para contrarrestar los tentadores cantos de sirena que  suenan en este proceloso mar llamado progreso.  Y además, porque soy de los que creen más en la integridad de las palabras que la funcionalidad de las abreviaturas. Una abreviatura es justo una pequeña síntesis del mal que nos está acechando. Abreviar es ganar tiempo, y ganar tiempo es degradar nuestra naturaleza, alterar nuestro biorritmo, perder sentido renunciando en gran medida a la palabra, y por completo al habla, o sea, al prójimo.

No hay una sola vez que pretenda hacer una gestión, que no me exijan sin contemplaciones descargarme una app para, así, no molestar con “mis asuntos”, para que aprenda a ventilármelas yo solito… (la soledad es el futuro).

La verdad, me cargan los que me proponen descargarme apps.

Es casi gracioso oír al desbordado operador o agente de turno exclamar con total incredulidad “Pero.. ¿aún no se ha descargado la app?”… Asombro que se traduce en indignación cuando secamente le respondo: “No, ni pienso hacerlo”. 

Depronto, percibo que se tensa el ambiente y crispa hasta parecer que alguien aterrorizado grita: “¡cuidado, un retrógrado, ni un paso atrás!” 

(Como si dar un paso atrás siempre implicase retroceder en lugar de reconsiderar, o recapacitar, o rectificar… en definitiva, reconducir en lugar de refluir).

Esa presunción de compartida militancia tic (y tac), esa imposición despótica y desconsiderada de la expresión «es el futuro», esa complicidad colectiva para implementar un modelo único, esa insultante desconsideración y desconocimiento de «otras realidades»… me carga.

Hay un ocurrente señor que ha creado una plataforma para reivindicar el derecho que tienen los ancianos, los @nalfabetos, los menos capacitados o los “antisistema” más heavys a ser atendidos de una forma más convencional, más cercana, más humana. Creo que se llama “Levanta la cabeza” y el eslogan que emplea este díscolo anciano es “soy viejo, no idiota”.  

A partir de ahora, todas las apps existentes, en lo que a mí respecta, vais a funcionar como acrónimo, así tendréis más sentido y todos sabremos de qué estáis hablando cuando nos proponéis “descárgate la app”.  

Se me ocurre bautizaros así… 

app: alucinógeno perturbador de la psique…

No, mejor: acceso programado a la parálisis… 

No, mejor aún: apego persistente a la payasada…

No, no, ésta es definitivamente la mejor: aversión profunda al progreso… ¡Me quedo con ella!

(Oops!… lo siento integrados, soy un indómito appocalíptico).