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tr… ascendente

A pocos kilómetros de una estación de Ave llamada Santa Ana, hay un insólito edificio sin ninguna intención de parecer lo que todos saben que es: un crematorio.

Desde allí parten los lugareños que en su mayoría abandonan sin querer este mundo, dando paso a los que, también sin querer, no paran de llegar a la luminosa estación de La Vida.

Pero el Crematorio de Santa Ana en realidad no es fin de trayecto para estos viajeros que ciertamente van sin equipaje, es como una especie de intercambiador en el que se hace escala para continuar trayecto hacia un destino que, si te fijas, se ve que es…

Grafiti

                  (Fotografía de Luis Lamas Alba)

tr… ascendente.

Cuando se activa el horno… sale por su llamativa chimenea cilíndrica el humo incinerador. Y con él -y en él-, comienzan otro viaje hacia lo desconocido. Un viaje ignoto en una nave pulcramente barnizada que desaparecerá nada más darse la orden de ignición, …

tras… encender.

¡Qué más da ser agua que vapor de agua, si son lo mismo! … ¡Quién nos  dice que ese vapor cuando se enfría no vuelve a su estado inicial para hacer un viaje de vuelta!… ¡Y qué más da en qué momento y a qué altura ocurre si no hay hora de llegada, si nadie espera! 

De lejos se puede ver una columna de humo blanca elevarse hacia lo más excelso del cielo. Una columna en busca de frío para, tal vez, después retornar como agua y poder reencarnarse en algo desconocido, y pongamos que… tal vez, sólo para tener otro principio.

¿Irá en la lluvia, el granizo o el rocío el espíritu destilado de los muertos, será la vía que toman para un viaje de vuelta a la vida terrenal, para tener otro principio y cerrar un ciclo del agua cuya finalidad Dios no nos ha permitido conocer del TODO?

Quizá nuestros muertos viven entre nosotros en forma de liquen, insecto, ave o rumiante. Liberados de la condena y culpa que representaba el ser humano.

Dicen que el fuego purifica.

Hoy, cuando llega la muerte, ya no nos basta con hacerlo de forma individual, buscamos esa purificación de forma colectiva. El planeta se quema. Lloremos por Él y creamos en los estados del agua y en la reencarnación que llega con ella.

Somos una especie condenada a un final por falta de principios. Ojalá que cuando nos hayamos esfumado del todo volvamos para apearnos en la estación de Santa Ana, para retornar, naturalmente, otra vez y con Ella a La Vida.

Nada…

intr… ascendente.